Incienso y promesas

Incienso y promesas

Este relato es sobre Agasha Gin, mi personaje de Leyenda de los Cinco Anillos. Antes de comenzar con la lectura os dejo una pequeña guía con los personajes:

  • Agasha Gin: mi pj, shugenja médico.
  • Agasha Akane: hermana pequeña de Gin (2 años menor), shugenja.
  • Agasha Shirogane: ancestra de Gin. Shirogane es un fantasma que «atormenta» a Gin para que cumpla con un deber que le ha encomendado. Es un tanto bromista y le gusta que Gin la llame tía.
  • Mirumoto Kohaku: hermano mayor de Gin (6 años mayor), bushi. 
  • Mirumoto Ryōsuke (Ryō): amigo de Gin, shugenja.
  • Takehiro (Take): amigo de Gin, shugenja.

(Un año antes de la crónica. Gin tiene 16 años en este relato)

Ya hacía rato que el sol había desaparecido tras las montañas cuando Gin salió de la biblioteca. Había pasado el día entero leyendo y revisando pergaminos.

—¿Todavía estabas estudiando? —Gin siguió la voz y descubrió a su amigo Ryōsuke unos pasos más allá, mirándolo con expresión divertida. Habían pasado la mañana juntos, investigando codo con codo, pero el apuesto joven se había marchado a casa a media tarde.

—Ryō —Gin se acercó a él con una sonrisa—. ¿Vuelves a la biblioteca?

—No… En realidad, esperaba encontrarme contigo.

Gin examinó a su amigo con atención, intentado determinar si le pasaba algo. Sus ojos rasgados brillaban con la misma luz de siempre y su sonrisa seguía siendo igual de encantadora. Lo único extraño que notó en él fue un leve rubor en las mejillas y algo de cansancio.

—¿Ocurre algo? ¿Te encuentras bien? —Gin le tomó la temperatura con el ceño fruncido.

Ryō cogió con delicadeza la mano de Gin, apartándola de su frente.

—Estoy bien, solo un poco saturado —Ryō entrelazó sus dedos con los de Gin mientras contestaba—. ¿Quieres pasear conmigo? Necesito despejarme.

Gin pareció dudar durante unos instantes y en ese momento su estómago rugió. Ryōsuke suspiró.

—Te has vuelto a olvidar de comer —afirmó—. Ven, te invitaré a algo.

Aún sin soltar su mano, Ryō arrastró a Gin hasta uno de sus locales favoritos. Disfrutaba de la compañía del joven Agasha más que de la de ningún otro shugenja y a Gin no parecía molestarle, así que se reunía con él cada vez que podía. Todos sabían que eran amigos inseparables y ciertamente, a Gin también le agradaba Ryō. Era un joven muy inteligente. Y hermoso. Los ojos de Gin se paseaban por su rostro con frecuencia, Ryō lo había notado, pero parecía que Gin no era consciente. Tampoco parecía darse cuenta de los pequeños actos que le dedicaba el Mirumoto, de las veces que rozaba su piel o su pelo, del anhelo que en ocasiones le resultaba imposible ocultar cuando estaban los dos solos.

—Así que has conseguido replicar el incienso afrodisiaco.

A Gin no le costó mantener el rostro tranquilo ante la acusación de su amigo.

—Take llevaba mucho intentando averiguar la fórmula —dijo.

—Y fallando miserablemente. Vamos, Gin, sé que has sido tú. Nadie más sería capaz de hacerlo.

Gin sonrió.

—Estoy seguro de que tú también podrías.

Ryō puso los ojos en blanco. Sabía que Gin no quería mentir, pero tampoco quería admitir la verdad abiertamente.

—Cuéntame, ¿con quién lo has probado?

Gin se quedó en silencio unos segundos, contemplando la sonrisa pícara que había aparecido en el rostro de Ryō. Gin nunca lo había visto dirigirle esa clase de sonrisa, era algo que hacía cuando bromeaba con Takehiro o los otros chicos, pero nunca con él. Y a Gin le resultó atractivo, aunque no le dio importancia. Ryō era hermoso para todo el mundo.

—¿Qué quieres decir?

—Sé que no se lo darías a Take sin antes probarlo tú mismo y menos después de todos los efectos secundarios que sufrió —Gin asintió levemente—. Dime, ¿con quién estuviste? Te guardaré el secreto.

En ese momento Gin comprendió lo que quería decir su amigo y se sonrojó hasta las puntas de las orejas.

—¿Por-por qué quieres saber eso?

Ryō soltó una carcajada al verlo tan azorado.

—Nunca hablas de estas cosas —se acercó a Gin y bajó la voz—. Quiero saber qué te gusta.

El corazón de Gin se aceleró y se llevó una mano al pecho tratando de calmarse. Ryō se acercó aún más, tomando el rostro de Gin entre sus manos.

—Gin, yo…

En ese momento Gin escuchó una voz femenina a su espalda.

—Qué joven tan apuesto, Gin, aprovecha. Si tuviera tu edad…

—¡Calla!

Ryō lo miró perplejo y luego se separó de él con el rostro dolido.

—Lo siento, Gin. Perdóname, yo…

—Ryō, no…

—Pobrecito, le has roto el corazón. Debes tener un poco más de tacto, pequeño dragón.

Esta vez Gin se mordió la lengua para no contestar a Shirogane en voz alta.

—Será mejor que me vaya —Gin se inclinó profundamente para disculparse—. Nos vemos mañana, Ryō.

***

—No te enfades, pequeño. Era una broma. El muchacho es todo tuyo, ¿o es que no has visto con qué ojitos te mira?

—¿Qué estás diciendo? Ryōsuke es muy popular con las chicas. Él jamás… conmigo no. Somos amigos.

Shirogane le dio unas palmaditas en la cabeza.

—¿Cómo puedes ser tan estúpido e inteligente al mismo tiempo? Se ha pasado el día leyendo pergaminos aburridos contigo, ha esperado a que salieras de la biblioteca, te ha cogido de la mano, te ha invitado a cenar…

—Pero somos amigos, esas cosas son normales… ¿no?

Shirogane alzó una ceja.

—¿Takehiro también te coge de la manita?

Gin abrió la boca. Y la volvió a cerrar. Shirogane se sintió un poco culpable al ver al muchacho tan confundido.

—No pasa nada, Gin. Aunque lo rechaces, seguirá siendo tu amigo. Por lo que he visto, Ryōsuke es un buen chico. No te preocupes.

—Es que no lo entiendo… 

Pero en realidad sí lo entendía o al menos, lo empezaba a comprender. Recordaba a aquel amigo de su hermano con el que siempre quería jugar de pequeño; recordaba a aquel monje con la piel cubierta de tatuajes que tanto le había fascinado y recordaba lo bien que se había llevado con Ryō desde el primer día. Ryōsuke tenía una hermana idéntica a él, eran mellizos, como dos gotas de agua, los dos igual de hermosos y sin embargo, los ojos de Gin siempre seguían a Ryō. 

Gin notó los brazos fantasmales de Shirogane abrazándolo por detrás. «Está bien», se dijo. «Mañana me disculparé como es debido y todo se arreglará». 

—Por cierto, ¿cuándo conseguiste replicar mi incienso? No te he visto trabajar en nada así estas semanas. ¿Fue antes de conocernos?

—¿Tu incienso? —Shirogane asintió con una sonrisa un tanto perversa. Gin resopló—. Ahora que lo dices, no me extraña que fueras tú, tía.

Todos los pergaminos de la biblioteca que hablaban sobre Shirogane alababan su maestría con los inciensos, de hecho, muchos se seguían utilizando y eran bastante eficaces. 

—¿Me dejas ver la receta? 

Gin se levantó del futón y buscó entre sus apuntes la hoja en la que había anotado los componentes. Shirogane la estudió con atención, parecía asombrada. 

—Esto… Claro, al añadir esto se prolongan los efectos y esta hierba de aquí… Maldita sea, Gin, ¡has mejorado mi fórmula! 

Gin sonrió ante los halagos de su ancestra. 

—Imagino que pasarías un buen rato en soledad con tu mano derecha tras olerlo —se mofó la fantasma.

—¡Shirogane! 

Ella empezó a reírse.

—Con Ryō lo habrías pasado mejor ~

Gin volvió a sonrojarse. 

—Márchate de una vez.

—¿Gin? ¿Con quién hablas?

—Akane —su hermana pequeña asomó la cabeza desde el hueco de la puerta corredera y escaneó la habitación con el ceño fruncido—. ¿No deberías estar durmiendo?

Con una última inspección a la habitación Akane cerró la puerta con cierta decepción y se marchó mascullando quejas sobre Gin interrumpiendo su sueño.

Cuando Gin se giró, Shirogane ya había desaparecido, así que volvió a tumbarse en el futón y cerró los ojos.

***

—Tengo que contaros algo —Gin observó con preocupación a Ryō. Al final nunca llegaron a hablar de lo que había pasado aquella noche, ambos actuaron con normalidad y nadie notó nada. Sin embargo, desde hacía unos cuantos días Ryō parecía algo más distante que de costumbre.

—¿Qué te aflige, Ryō? —preguntó Takehiro en tono dramático—. Cuéntanos, amigo, ¿es mal de amores?

Ryōsuke puso los ojos en blanco y le dio un trago a su botella de sake.

—Me marcho en dos días —anunció con la mirada perdida y volvió a llevarse el sake a los labios.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que te marchas? ¿Adónde? ¿Por qué? ¡No me dejes solo con Gin, es muy aburrido!

Gin sintió que algo dentro de él se estremecía. ¿Iba a marcharse por su culpa? ¿Ya no quería ser su amigo?

Ryō dio un golpe en la mesa con la botella, ya vacía. Gin nunca lo había visto tan mal.

—Hace tiempo que nos graduamos de la escuela. Debería haber vuelto a casa entonces, pero me quedé —sus ojos se clavaron en los de Gin y durante unos largos segundos ambos se sostuvieron la mirada. Entonces Ryō tragó saliva—. Mis padres han arreglado un compromiso con la hija de unos amigos. Intenté posponerlo, pero ya nada me retiene aquí. Debo marcharme.

Gin asintió en silencio y alargó la mano para tomar su botella de sake, sin embargo, antes de que pudiera alcanzarla, Ryō se la arrebató y la bebió de un trago. Take y Gin se lo quedaron mirando con ojos desorbitados. Ryō sabía divertirse y bebía más que Gin, pero no era dado a excesos, eso era algo más típico de Take. 

—Oye, oye, ¡más despacio! La noche es muy larga, Ryō, y tenemos que despedirnos en condiciones.

Take pasó un brazo sobre los hombros de Ryō y pidió más bebida. Se pasó la noche intentando animar a Ryō, recordando muchos de los momentos que habían pasado los tres juntos, bebieron, rieron y lloraron, los dos, Gin fue incapaz. Su primera taza de sake aún estaba intacta, sus ojos aún estaban fijos en los de Ryō, en la tristeza y el dolor que veía en ellos, y su mente no dejaba de pensar que no había remedio alguno que pudiera fabricar para aliviar el pesar de su mejor amigo.

***

—Gin. ¡Gin! —lo llamó Ryō. Hacía un rato que Take había caído rendido y dormía como un tronco en el suelo— ¡Agasha Gin! 

Ryō se levantó tambaleante y se abalanzó sobre él, aprisionándolo contra la pared. Gin se quedó muy quieto y Ryō aprovechó para acariciarle la mejilla.

—Gin —susurró. Gin podía sentir el anhelo en su voz tanto como las caricias en su rostro y el olor a alcohol de su aliento.

—Lo siento. Lo siento mucho —por primera vez en toda la noche Gin le habló a su amigo y junto con sus palabras salieron las lágrimas que también había estado conteniendo.

—Tonto —Ryō se acercó más a él y Gin cerró los ojos—. Espero que la próxima vez que alguien se enamore de ti, no estés tan ciego, Gin —el vello del joven Agasha se erizó al sentir los labios de Ryō rozándole la oreja al hablar.

—Lo siento. Si me hubiera dado cuenta antes…

Ryō puso un dedo sobre sus labios.

—Si te hubieras dado cuenta antes, este momento sería mucho más doloroso. Es mejor así.

Ryō lo besó en la frente y Gin no pudo evitar abrazarlo con fuerza. Estaba muy confundido. No sabía si quería a Ryō como un amigo o como algo más, pero no podía negar que sentía cierto grado de atracción hacia el otro shugenja y ahora que lo había descubierto, Ryō se marchaba. Iba a casarse y probablemente no volverían a verse nunca más. 

Lo iba a echar mucho de menos. Eso era lo único que sabía con certeza.

—¿Puedo pedirte algo? —preguntó Gin. Ryō se acurrucó un poco más entre sus brazos.

—Adelante.

—Escríbeme. Quiero saber de ti, de tu nueva vida, de tu familia.

Ryō sonrió con tristeza.

—Hagamos una promesa, entonces. Nos escribiremos siempre que podamos, sin importar donde estemos, y si alguna vez necesito tu ayuda o tú la mía, acudiremos sin importar lo que cueste.

Gin abrazó con fuerza a Ryō.

—Lo prometo —le dijo.

—Lo prometo —contestó el otro.

Y cuando un dragón promete algo, lo cumple y a veces, como en el caso de Shirogane, ni siquiera la muerte puede impedirlo.

Semillas de Partida: Memorias de Idhun

Semillas de Partida: Memorias de Idhun

Memorias de Idhun es una trilogía escrita por Laura Gallego García donde nos presenta un mundo de alta fantasía con magia, criaturas fascinantes y una historia por descubrir. Los libros cuentan con la siguiente premisa: Ashran el nigromante ha tomado el poder sobre Idhun. Según una profecía solamente el último dragón y el último unicornio podrán acabar con el tirano. Para encontrarlos, un príncipe y un mago viajan a La Tierra para encontrar a los elegidos de la profecía. 

Sin embargo, más allá de la historia que nos cuenta el libro, Idhun es un mundo rico con una gran historia, dioses, objetos fascinantes y diversos reinos. En este artículo creamos cinco semillas de aventura inspiradas tanto en los acontecimientos de los libros de Memorias de Idhun como en el lore general que el mundo presenta. 

Rebeldes intentan sobrevivir a la tiranía de Ashran

Durante 15 años, hasta que empiezan a suceder los eventos de la trilogía, Idhun es dominada por Ashran El Nigromante. Los únicos lugares seguros para las personas que se oponen a él son El Bosque de Awa y la Torre de Kazlum que luchan como pueden contra algo que es superior a ellos. En este tipo de partida nos metemos en la piel de esos rebeldes que buscarán un modo de ganar un poco de terreno a Ashran y los Sheks o simplemente tendrán que sobrevivir de una nueva emboscada. 

Un grupo de rebeldes huye del Bosque de Awa en busca de huesos de dragón en Awinor para un extraño experimento en la lucha contra los Sheks. No entienden muy bien para que son necesarios, pero los líderes de la resistencia parecen muy convencidos con esta investigación. Tal vez en este viaje las serpientes aladas no sean el mayor enemigo, si no la soledad, el hambre y los supervivientes del desierto de Kash-Tar.

Seres de Idhun intentan rehacer su vida en la Tierra

A lo largo de la historia de Idhun numerosas razas de ese mundo han huído al planeta Tierra. Algunos se han ido adaptando a la vida en el lugar mientras otros, por diversos motivos, como por ejemplo, debido a los asesinatos que cometió Kirtash, han ido muriendo de manera definitiva. En este tipo de partidas los personajes pueden ser desde exiliados de Idhun que buscan huir del temible asesino hasta seres que acaban de llegar y son incapaces de adaptarse a la vida terrícola. 

Tras la derrota de Ashran el nigromante, muchos Sheks han huído a la Tierra. Sin embargo, vivir dentro de un cuerpo de sangre caliente es mucho más difícil de lo que pensaban. No solo eso, ¡un grupo de Sheks están comenzando a sentir extraños sentimientos hacia simples humanos! Todos sus intentos de cortejar han sido nefastos y, por ello, los Sheks enamorados se han unido para buscar ayuda y aprender a ligar. ¿Encontrarán lo que necesitan para conquistar a esa persona especial?

¡Los Dioses se manifiestan en Idhun!

En el último libro de la saga de Memorias de Idhun vemos como los dioses se manifiestan en Idhun creando catástrofes allá donde van. En este tipo de partidas los personajes se tendrán que enfrentar a algo claramente superior a ellos. Tal vez el crecimiento desmesurado de vegetación de la diosa Wina les haya atrapado, o tengan que convivir con la luz cegadora de la diosa Irial o evacuar una ciudad antes de que caiga sobre ella la gran ola de Neliam. 

Neliam va a arrasar con la ciudad de Puerto Esmeralda y muchas personas buscan escapar de la ciudad como sea. Desesperados, necesitáis el modo de escapar y salvar a vuestros seres queridos. Sin embargo, entre el caos y la desolación hay muchas personas mucho más peligrosas que la propia diosa del mar.

Salvad los pocos magos que quedan

En Idhun los magos son aquellas personas que han sido tocadas por un cuerno de unicornio. Cuando se produjo la conjunción Astral y todos los dragones y unicornios murieron, los magos también comenzaron a extinguirse. Ahora, quedan muy pocas personas que puedan realizar la magia en Idhun. Aquellos que son rebeldes terminan muriendo tarde o temprano y quienes no son reclutados por el nigromante. En esta semillas los personajes se ponen en la piel de rebeldes que buscarán rescatar a un mago o buscar que uno de ellos se una a la causa antes de que Ashran le encuentre. 

Hammond nunca se enteró de las consecuencias que tuvo aquel romance de verano. Un año después de aquello sucedió el desastre y el amor se convirtió en algo banal en Idhun: La conjunción Astral, donde Ashran el Nigromante hizo que todos los dragones y unicornios se extinguieran y donde se impuso un nuevo régimen que dominará por completo su mundo.

Hundido en la desesperación, casado por obligación y utilizado como títere para extender el mal, Hammond había olvidado aquel romance de verano. Hasta que una carta firmada por su antiguo amor llegó a sus manos: un hijo, con el don casi extinguido de la magia y la posibilidad de hacer algo bueno. Los recuerdos han llegado de golpe para el gobernante. Junto a un grupo de personas confiables se ha propuesto llevar a su hijo al bosque de Awa, el único lugar libre de la sombra de Ashran tiene que hacerlo rápido, antes de que los hombres serpientes encuentren al niño.

En busca de un objeto de leyenda

Domivat, Haiass, Sumlaris o el Báculo de Ayshel son algunos de los objetos mágicos que existen en Idhun, Limbhad o en La Tierra. En este tipo de semillas los protagonistas buscan encontrar uno de esos objetos especiales. Las luchas por el poderoso objeto, las trampas para llegar hasta ellos y un poder casi imposible de controlar son algunos de los retos a los que tendrán que enfrentarse nuestros personajes. 

En La Tercera Era los magos son perseguidos y buscan huir a un lugar seguro. Sin embargo, un grupo de ellos, antes de marcharse definitivamente, son llamados por un extraño dragón rojo. Este les pide que encuentren la Espada Domivat y que la lleven a aquel lugar donde partan. Parece una misión sencilla, sin embargo, los asesinos de magos y el terror ante una espada que no puede ser empuñada por nadie atemoriza a nuestros protagonistas. ¿Serán capaces de cruzar un portal que les ponga a salvo con dicha arma legendaria?

¡Relato! (Meredith)

¡Relato! (Meredith)

En este relato nos ubicamos en el regreso de Kylian a Azur tras recuperarse de las heridas provocadas por una dragona negra y en la fiesta que el resto de sus compañeros le realizaron. Meredith ha preparado una tarta para Kylian pero, tal vez, no comérsela sea el reto más difícil de todos. ¡Espero que os guste el relato!

Delantal, manoplas y el libro de Robin CortaCebollas. Con esas cosas y un montón de ingredientes Meredith preparaba un rico bizcocho de frutas para el encuentro que se daría esa noche. Por fin Kylian volvería junto a ellos y ella buscaba el mejor modo de darle la bienvenida, preparando un rico plato del enorme libro de recetas. Cortó, amasó y horneó hasta que obtuvo el resultado deseado: un sabroso plato, con rico olor y aspecto jugoso. Casi tan perfecto como el bizcocho de frutas del libro de Robin. 

Miró su creación embobada durante unos largos segundos, y en su interior surgieron unas tremendas ganas de arrasar con aquel pastel para no dejar ni las migajas. Pensó en Kylian para contener aquel hambre repentino que amenazaba con destruir su obra. 

—No Meredith, no puedes hacerlo. —se repetía a sí misma. —Es una sorpresa para Kylian.

Por desgracia para ella el bizcocho seguía ahí, observándola con aquel aspecto delicioso. La joven apartó la mirada, pero de ese modo lo único que logró era percibir con mayor intensidad el apetecible olor del postre. Apretó los puños con fuerza para contenerse y comenzó a buscar entre los restos de los ingredientes usados algún resto que pudiera saciar aquella hambre repentina. Tras ella, el bizcocho, que en su imaginación empezó a hablarle. 

—¿Qué he hecho mal para que no me comas?, ¿ya no te gustó?.

—¡Claro que me gustas! —respondió Meredith entristecida, mientras mordisqueaba los restos de una naranja que había hallado. —Pero eres una sorpresa para Kylian. Si te como ahora, ¿qué sorpresa le haré?

—¡Si me quisieras de verdad me probarías! —Recriminó el pastel a la joven. —Y si quisieras a tu compañero también, ¿y si estoy envenenado?, ¿y si no estoy tan rico como parezco? Tienes que comerme para demostrarle tu amor a todos. 

Dubitativa, Meredith se acercó poco a poco al pastel. El rico postre tenía razón, debía de probarlo antes de que sus compañeros lo comieran. Tenía que tomar precauciones, era su deber y sacrificio hacia sus amigos. Mientras extendía su mano para agarrar un cuchillo, la parte racional de su cabeza le advertía: “Si lo cortas ya no será tan bonito”; “Quedarás mal ante todos”; “Seguro que Kylian se sentirá decepcionado”.

—¿Entonces qué hago? —casi gritó Meredith con el cuchillo en la mano y sin poder decidir. 

En ese momento la puerta de la casa se abrió. La persona que acababa de llegar observó a Meredith durante unos largos segundos con gesto indescifrable. Tras ello, se acercó a la joven pelirroja, cogió un taburete y se subió a éste para alcanzar el cuchillo que sostenía. Acto seguido, agarró el pastel y lo guardó en la alacena. Sólo cuando hubo terminado, la pequeña persona habló.

—He visto que en el Mercado del Tapiz han traído nuevos vestidos, Meredith. 

En ese momento, la insaciable hambre de la joven se esfumó. Casi sin mediar palabra y con una sonrisa en el rostro corrió hacia el mercado para deleitarse con hermosas prendas. Seguramente sería incapaz de contenerse y acabaría comprando un vestido. Por suerte, o mejor dicho, gracias a la llegada de Berta, la tarta consiguió sobrevivir hasta la llegada de Kylian.

Meredith por @sunflowershero

Cuqui, pastel y mucho más

Cuqui, pastel y mucho más

Cuando hablo de mis personajes me encanta mostrar siempre las historias de amor, la bondad o la dulzura de los mismos. Sin embargo, en ocasiones, siento que la imagen de esos personajes se queda en esas cosas «cuquis» o bonitas que en un primer momento se ven. Reconozco que esto me ha generado una inseguridad muy fuerte respecto al tipo de personajes que me gusta llevar en las mesas donde juego. 

Por eso, en este artículo quiero hablar de mis personajes desde un punto de vista de la diversidad y lo que significa ser fuerte para mi. Reconozco que me enfada muchísimo cuando en ocasiones se dice que algo es fuerte debido a que sus características se asocian a los clásicos estereotipos masculinos que encontramos en libros o películas o a gente que no siente ninguna clase de emoción romántica. No digo que este tipo de personajes estén mal ya que pueden tener muchísimos puntos interesantes dentro de una historia. Lo que sí pienso es que tal vez esa gran luchadora sin aparentes sentimientos pueda ser igual de fuerte que una dulce cortesana que busca vivir su romance sin ataduras.

Tras esto quiero hablar de mi forma de crear esa fuerza en mis pjs (dentro de que cada una es un mundo) y lo que me gusta plasmar y mostrar a la hora de jugar una partida de rol. Me gusta hacer personas que aunque pueden o no confiar en sí mismas, confían en quienes tienen a su alrededor y que esa confianza en el grupo sea la fuerza que les hará superar los problemas que se les presenten. Algo que también me gusta mostrar son personas capaces de decir o expresar aquello que sienten, tanto lo positivo como lo negativo, que superan el miedo y la ansiedad, siendo capaces de decir cosas como «te amo» o «me siento incómoda en esta situación». 

Sin embargo, no todas las personas somos capaces de confiar ni de decir lo que sentimos en todo momento. A veces estamos mal, a veces nos cuesta levantarnos de la cama y a veces somos incapaces de enfrentarnos a nuestros problemas. No siempre se puede ser todo lo fuerte que querríamos ser y a veces necesitamos ayuda para salir del hoyo. En esas situaciones tanto personajes como personas también son válidas. 

Con todo esto dicho, me gustaría hablar dónde veo la fuerza en algunos de mis personajes. Os aseguro que no es en datos como que Meredith tenga fuerza 18 o que Nadine pueda realizar pociones mortales donde veo aquello que las hace verdaderamente fuertes.

  • Anissa (mi pj de musu-musu-musume?!) lidia con la ansiedad ya que no puede renunciar a un trabajo que detesta. Sin embargo es capaz de expresar su malestar a aquellos en quienes confía o de mostrar sus sentimientos a quienes ama, aunque pueda tener consecuencias negativas para ella.
  • Meredith es una persona capaz de sonreír, llorar y expresar todo lo que siente sin temor al qué dirán, de vivir cada situación o romance de forma que todo momento es importante y especial y de ayudar a toda persona que lo necesite, incluida a ella misma.
  • Nadine es una persona que era capaz de seguir adelante con un proyecto de poción, aun cuando estaba llena de inseguridades y malestar por ello. Era capaz de sonreír para apoyar a quienes la necesitaran y ante todo, siempre era ella misma sin importar la situación.
  • Estrella es esa persona que está en el hoyo, es consciente y no disimula su malestar. Está aprendiendo a lidiar con la pérdida de su «mejor amiga» y una situación que le viene grande. Tal vez para ella pedir ayuda y adaptarse a esa nueva situación sea la mayor demostración de fuerza.

La conclusión a la que quiero llegar con todo esto es que todas sois realmente válidas (y vuestros personajes también) y que hay mil modos de demostrarlo tanto en la mesa de juego con nuestros PJ como en nuestro día a día. Que estar mal no te hace ser menos válida y que fuerza no es sinónimo a lo que tengas escrito en el atributo de una ficha de personaje (o en la ficha de tu vida). 

Y con estas últimas palabras nos despedimos tras este artículo. Espero que os haya gustado y nos vemos próximamente con nuevos relatos, semillas y artículos de romance en juegos de rol.