La Sucursal de los Finales no tan Felices – 6: El primer conflicto

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 6: El primer conflicto

Aquella misma noche, Ela se presentó en la habitación de Madrina con los ojos rojos del llanto y el rostro completamente pálido. La jefa de la Sucursal preguntó incluso antes de que el hada del amor pudiera contarle lo ocurrido. 

—¿Qué ha pasado?, ¿estás bien?

—Kika… Kika ya no está.—Ela balbuceaba, intentaba encontrar las palabras para comunicar algo tan trágico. Veía como el rostro de Madrina se impacientaba esperando su respuesta clara.—Kika ha muerto…

—Es imposible—Argumentó Madrina mientras cerraba la entrada de su rama. Ela sollozaba de nuevo, en un huracán de emociones nuevas para ella.—Las hadas no podemos morir. Llevamos siglos existiendo Ela y ninguna ha muerto jamás. No envejecemos, las enfermedades de las otras criaturas no nos afectan y sus intentos de asesinato nunca han surtido efecto con nosotras. Sé que Kika era, bueno, un poco diferente a las demás, pero sigue siendo imposible. Ten cuidado con decir estas cosas puede cundir el pánico…

—¡Míralo en mi habitación!—casi gritó Ela.—Sólo quedan sus prendas y un extraño polvo. ¡Nada más!—El hada del amor sentía que su tristeza se había transformado en furia. ¿Por qué su compañera especial se comportaba de un modo tan frío?, ¿por qué sentía que no le importaba la vida que se había perdido?, ¿por qué no confiaba en sus palabras?— Una de nosotras ya no está, y sé que siempre te generaba problemas pero, ¿¡puedes dejar de ser tan fría?! SE HA MUERTO. CRÉEME

Las dos se quedaron en silencio tras el último grito del hada del amor. Madrina no sabía qué responder. Ela siempre se había mostrado de acuerdo con ella en todo y, cuando había tenido dudas, era sencillo hacerle ver cuál era la mejor opción para ambas. Por otro lado, a diferencia de la mujer que tenía delante, la jefa de la sucursal no era capaz de derramar una lágrima por el hada fallecida. Querría haberlo hecho, sabría que de ese modo hubiera apaciguado la ira de su amiga pero, simple y llanamente, no podía hacerlo. 

—No sé qué decirte—Era completamente cierto. Hubo otros interminables segundos de silencio incómodo. —Espérame aquí.

Madrina salió por la puerta y Ela se quedó sola. Aún lloraba, aunque ya no sabía reconocer el por qué de sus lágrimas: ¿eran por la muerte de Kika o por la reacción que había tenido su persona especial? Probablemente fueran ambas. Por otro lado, el hada del amor se sentía culpable por sus palabras, por su ira, por sus acusaciones. Sentía que había hecho daño a Madrina, que la persona que siempre tenía todo bajo control había huido de su propia habitación al no saber gestionar la situación. Debería entenderla, Ela era mucho más intensa, no podía pedirle a su compañera que se sintiera como ella cuando lo especial de su historia era lo diferentes que eran. 

La jefa de la sucursal tardó mucho. Muchísimo. La ansiedad y la culpabilidad del hada del amor se hicieron cada vez mayores. ¿Y si no regresaba?, ¿y si su estúpido enfado había destrozado la historia que ambas tenían desde hacía siglos? 

Horas después, cuando Madrina entró por la puerta Ela se lanzó a sus brazos con numerosos “lo siento” en sus labios.

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 5: Kika, el hada inútil

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 5: Kika, el hada inútil

En La Sucursal, más por desgracia que por suerte, todas conocían las “hazañas” de Kika. Cuando iba de misión, era más que frecuente que cometiera errores garrafales como emparejar a la princesa con el villano o equivocarse de hechizo de protección cuando la heroína se adentraba en algún lugar maldito. En los momentos en los que se quedaba dentro de la corteza de su hogar, día sí y día también, algo explotaba literalmente dentro de La Sucursal. Sus compañeras intentaban arreglar los destrozos generados por Kika, mientras que los demás seres sólo deseaban que un hada madrina les acogiera, pero que no fuera la conocida como El hada inútil. 

Más pronto que tarde, Kika se enteró del doloroso nombre que el mundo había decidido otorgarle. Recibió innumerables palabras de apoyo de sus compañeras, pero era consciente que pocas eran reales. Sabía que probablemente muchas deseaban que desapareciera, de este modo la vida de todas sería mucho más tranquila. 

Cada día un poco más que el anterior, la que fue conocida como el hada inútil se aislaba en su rama de la sucursal: algo había cambiado en ella: Ya no sentía que podía traer esperanza al mundo, ya no sentía que podía traer felicidad. Si no podía cumplir su cometido como hada, ¿qué sentido tenía su existencia? Kika también empezó a sufrir cambios físicos: su piel cada día se tornaba de un color más grisáceo y, aunque intentara convencerse de que era por la luz, las puntas de sus dedos comenzaban a ser traslúcidas.

Asustada, visitó a Ela. Aunque Madrina era más longeva y experimentada, prefería el carácter expresivo y dulce de la conocida como El hada del amor. 

—¿Cómo?—Insistió Ela temerosa. Jamás había visto algo así. 

— No lo sé, juro que no he hecho nada. Esta vez no ha sido responsabilidad mía.

—Lo sé, Kika.—Intentó consolarla su compañera, aunque no sabía qué palabras usar. —Encontraré una solución, investigaré en las bibliotecas humanas, preguntaré a los magos de ciudad Piruka, te lo prometo. 

—Puedo acompañarte. —Sugirió Kika. Necesitaba sentirse útil, necesitaba saber que confiaban en ella.

—No hace falta, no te sobresfuerces y descansa. No sabemos lo que es, así que no deberíamos arriesgarnos a que salir te haga más daño

Kika no replicó ante las últimas palabras de Ela. Ambas se fundieron en un abrazó y la joven hada se permitió llorar. Por desgracia, las dos sabían que las palabras del hada del amor no se debían solamente a la preocupación por su compañera, si no también a la falta de confianza que sentía hacia ella. 

Esa misma noche, Ela se marchó en busca de una solución que en aquel momento no encontró. Aún los magos humanos no habían avanzado tanto en su búsqueda de la inmortalidad. Cuando regresó lo único que quedaba de Kika era su ropa manchada de una ceniza brillante y grisácea. 

Al ser consciente de que su compañera no volvería, algo se rompió dentro del hada del amor. Se prometió que encontraría la solución aunque fuera lo último que hiciera. Tardó varios siglos en darse cuenta que su desconfianza terminó con la esperanza y con la vida de aquella que todos conocieron como El Hada Inútil 

Kika fue la primera hada en morir. Con los siglos no sería la única. 

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 4: ¿Sólo muy buenas amigas?

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 4: ¿Sólo muy buenas amigas?

En todo este tiempo en el que la Sucursal creció Ela y Madrina continuaron pasando numerosos momentos de intimidad juntas. Sus habitaciones se encontraban en las dos ramas más altas del árbol de los sueños y todas las noches, el hada del amor acudía a visitar a su mejor amiga. Algunos días compartían charlas que duraban hasta el amanecer, mientras que en otros no necesitaban palabras: compartían miradas, sonrisas, besos e intimidad. 

El resto de las hadas veían la cercanía que había entre ambas, pero ninguna hacía preguntas directamente. Pensaban que Madrina y Ela tenían una relación mucho más cercana debido a que habían sido las primeras hadas y que, en temas de afecto, le llevaban siglos de diferencia a las demás. Sin embargo, si había un hada que se atrevía a hacer preguntas incómodas. Por supuesto, esa hada era Vrisca. Había leído todas las historias románticas que Niera acumulaba en la biblioteca y, aunque ninguna de estas hubiera estado protagonizada por criaturas como ellas, la relación de las dos jefas de La Sucursal se le antojaba parecida. 

Un día, cuando Madrina y Ela caminaban juntas por los comedores, la conocida como el hada cotilla, se atrevió a preguntar:

—¿Sois pareja?

—Somos muy buenas amigas.—Respondió Madrina de forma tajante. A su lado, Ela parecía que iba a decir algo más, pero decidió mantenerse en silencio. Infundir autoridad se le daba mejor a su compañera. 

Aún así, el hada del amor no paró de pensar en el momento del comedor. ¿De verdad solo eran buenas amigas?, ¿la intimidad que tenían era solo amistad? Madrina decía que en aquello relacionado con sentimientos, ella sabía más que nadie, pero en aquellos momentos se encontraba muy confusa en relación a sus emociones, en relación a su… ¿amiga?

Esa misma noche, Madrina se mostró más apasionada que nunca. No llegaron a la suavidad de las sábanas y la primera hada la tomó en su escritorio. Las tres siguientes noches fueron muy parecidas. Ela disfrutó con su compañera, se dejó llevar por el éxtasis de las noches, mientras que, durante el día, el caos de su corazón se hacía cada vez mayor. 

Varias noches después, cuando su ¿amiga? había tirado de ella para besarla contra una de las paredes, Ela se sintió capaz de pararla. Colocó su mano para pararla y con una sonrisa nerviosa en su rostro preguntó:

—Madrina, ¿de verdad sólo somos amigas?

La jefa de la Sucursal no esperó esa pregunta y se mantuvo unos segundos, que a Ela se le hicieron eternos, en silencio. Cuando contestó, mostró una sonrisa serena, relajada, como si la respuesta que ella necesitaba fuera muy sencilla:

—Lo nuestro es especial, va mucho más allá de una pareja y nadie más tiene por qué saberlo. 

Más adelante, Ela se preguntaría porque su relación debía ser secreta pero, en aquel momento, se dejó llevar por la emoción de una relación especial, de ser algo tan hermoso que no tenía nombre. Besó a Madrina con pasión, con una sonrisa en sus labios y lágrimas de emoción en su rostro.

No mucho después empezaron los problemas en La Sucursal.

La Sucursal de los Finales No tan Felices – 3: La Sucursal de los Finales Felices

La Sucursal de los Finales No tan Felices – 3: La Sucursal de los Finales Felices

El sueño se cumplió. Las dos amigas decidieron establecerse en el gran árbol del bosque de los sueños. El interior del árbol comenzó poco a poco a llenarse de estancias, desde una cocina y un jardín en su base, hasta llegar a las habitaciones de las ramas o a un gran laboratorio en las raíces. Al principio, las salas eran bastante rudimentarias: una cocina con apenas alimentos, una sala de los espejos con solo un espejo o una biblioteca repleta de estanterías vacías. 

Decidieron que el lugar se llamaría la Sucursal de los Finales Felices, por el que ellas estaban viviendo y por aquel que tendrían todos aquellos seres a los que ayudarían. 

Sin embargo, aunque Ela y Madrina eran realmente felices con el hogar que habían comenzado a construir juntas a partir de sus deseos, sus necesidades y, obviamente un poco de magia, comenzaron a nacer nuevas hadas que se unirían a las amigas. 

La primera fue Meribel, un hada de larga cabellera rubia y sonrisa permanente que nació de los sueños cumplidos de Madrina. 

En segundo lugar, nació Niera, aquella que se encargó de aportar cultura y conocimiento, llenando los estantes de la biblioteca de libros. 

Los siguientes fueron Miko y Moki, dos pequeñas hadas mellizas amantes de la cocina y que se encargaron  de poner el toque dulce y salado a los fogones. 

Vinieron muchas otras: Nedine, que se encargó del laboratorio; Morgan, de los jardines; Giku, de las protecciones del gran árbol y otras hadas que aportaban su grano de arena al lugar. 

La última en llegar, pero no menos importante, fue Vrisca, quien se encargó de saber, más por afición que por trabajo, aquello que pasaba tanto fuera de La Sucursal como dentro de su tronco y que amaba compartir toda aquella información con las demás hadas. Aunque recibiría más de una regañina, todas la llamaban cariñosamente el hada cotilla. 

Con todas aquellas compañeras, La Sucursal de los Finales Felices fue una realidad. Las hadas habían formado una gran familia, estableciendo su hogar y, a la vez, pudiendo acudir para auxiliar al resto de criaturas cuando las necesitaran. Gracias a ellas el mundo vivió su mayor era dorada: las hadas le dieron la fuerza a los héroes para luchar contra temibles monstruos, aconsejaron a soberanos para establecer reinados justos, le aportaron la chispa de la magia a eruditos e inventores y, sobre todo, estuvieron en el momento indicado para que el mundo viviera su y vivieron felices y comieron perdices.

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 2: Las mejores amigas

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 2: Las mejores amigas

Ela y Madrina estuvieron juntas durante muchos años. Ambas iban del pueblo a la ciudad y de la ciudad al pueblo en busca de buenas personas que necesitaran un poco de magia en sus vidas. Las dos hadas entregaban un granito de su poder que suponía grandes cambios para quien los recibía: A veces era aportar coraje a una heroína para enfrentarse al monstruo que aterrorizaba a su aldea, otras veces ese coraje iba destinado a que una dama pudiera confesar los sentimientos a su amado tras años de silencio. Pero no siempre era coraje, a veces el mundo necesitaba felicidad, ilusión, confianza o esperanza. Parecía que las dos hadas siempre sabían quién necesitaba una mano amiga y cual era el mejor modo de proporcionarla.  

A medida que pasaba el tiempo, la fama de las dos hadas aumentaba, pero lo que más crecía eran los lazos y la amistad que las unía. Era más que común verlas agarradas de la mano, sumidas en un intenso abrazo y manteniendo largas conversaciones bajo la luz de las estrellas. Estas solían comenzar con alguna pregunta que Ela lanzaba al aire:

—¿Si tuvieras que vivir en el mismo lugar para siempre, en cuál sería?

—En el gran árbol del bosque de los sueños.—Respondió Madrina sin dudar.—Me gustaría tener una habitación en alguna de sus ramas. Podríamos seguir durmiendo juntas si quieres o tú podrías tener tu propia rama. Aunque espero que vengas a visitarme. 

—¡Si siempre te quejas de mis ronquidos! Por fin podrías librarte de mí.—Ela no pudo evitar reír con entusiasmo. Las emociones en ella siempre estaban a flor de piel. —¿Crees que podríamos crear con magia un método para saber lo que ocurre por el mundo?

—¡Claro que sí! Una gran sala, llena de espejos. Cada espejo nos mostraría los sucesos en los que se necesita nuestra ayuda. Y podríamos acudir al lugar casi instantáneamente. Luego también deberíamos tener una gran biblioteca y… ¡Un salón de baile!

Ela se perdió en las palabras de Madrina, en la sonrisa que mostraba cuando añadía salas a aquel lugar, en el brillo de sus ojos cuando claramente visualizaba aquello que estaba contando. Quería que ese sentimiento fuera eterno. Quería que su mejor amiga siempre mostrara esa expresión, pero había otra cosa que también deseaba. El corazón le palpitaba con fuerza y ansiaba tomar la sonrisa de Madrina con sus labios, unirse a ella a través de ese gesto, como los príncipes y las princesas en su y vivieron felices y comieron perdices. 

Madrina se percató del beso de Ela cuando los labios de ambas ya estaban unidos. Al principio, sus ojos se abrieron sorprendidos, luego, su sonrisa se ensanchó para continuar con aquel beso digno de grandes libros. Bajo las estrellas las dos hadas descubrieron que el amor no solo podía pertenecer a las criaturas que protegían, si no que ellas mismas eran muy capaces de sentirlo, de tocarse, de descubrirse y de querer entregarse en cuerpo y alma a una igual. 

Pasaron muchas horas en las que no hicieron falta palabras. Pero cuando el sueño comenzó a llevarlas a su mundo, ambas aún abrazadas, Ela susurró la frase con la que el deseo comenzó a hacerse realidad:  

—Vamos a crear ese gran lugar con el que sueñas Madrina. 

Ninguna olvidó que aquel beso fue el primer acto egoísta que cometió un hada, pero en aquel momento ambas decidieron vivir su final feliz. 

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 1:  Érase una vez la primera hada que cambió el mundo

La Sucursal de los Finales no tan Felices – 1:  Érase una vez la primera hada que cambió el mundo

Érase una vez en un mundo asolado por las guerras, la tristeza y la desesperación, una niña pidió un deseo. No pidió un juguete nuevo, ni que su padre volviera a casa tras varios meses en uno de los muchos conflictos que parecían no tener fin. Tampoco pidió un príncipe azul, ni que se acabara el hambre en el mundo, lo que pidió fue mucho más sencillo: que existiera la esperanza. Lo que ella no esperaba fue que su deseo se hiciese realidad, que la esperanza se materializara en una forma muy concreta: un hada. La primera hada y la que todos terminarían por conocer como El Hada Madrina o simplemente Madrina. 

Como en todas las leyendas lo que sucedió se perdió entre libros y teorías. Algunos dijeron que esta hada terminó con las guerras y trajo una época de paz, otros que cumplió todos los sueños de aquella niña, haciéndola finalmente una gran reina que terminó con todos los males del mundo. Lo que sí es seguro es que todo cambió: que la guerra terminó por convertirse en paz, la tristeza en alegría y la desesperación en esperanza creando el mundo en el que vivimos ahora.

El hada se propuso como misión mantener este mundo próspero y lleno de ilusión hasta el fin de los tiempos. Vagó de un lado a otro, enseñando parte de su magia, animando a futuros héroes y heroínas a enfrentarse a todos los peligros que aún quedaban. Les proporcionó historias, poderes, alguna que otra arma pero, sobre todo, les dio la esperanza de que sus deseos se harían realidad porque ella estaba de su lado. 

Sin embargo, Madrina se dio cuenta que no podría hacerlo todo ella sola, que había demasiadas personas y criaturas que necesitaban su ayuda, que cuando apoyaba a una región, un pequeño pueblo estaba sufriendo en la otra punta del mundo. Tenía que buscar o crear más compañeras que al igual que ella tuvieran el cometido de proteger el lugar tan hermoso que había creado. Descubrió que para ello necesitaba conocer a fondo los conceptos que los humanos usaban para definir el mundo y sus propios sentimientos y, con ese conocimiento y una pizca de magia, darles una vida. 

No sabemos cuánto tardó nuestra protagonista en crear a su primera compañera, lo que sí es bien sabido es que se generó a partir de todo ese amor que esperaba tener con una igual. Es así como nació Ela a la que todos conocerían como el hada del amor. 

Semillas de Partida La Sucursal de Los Finales Felices Parte 1

Semillas de Partida La Sucursal de Los Finales Felices Parte 1

Hace no mucho por fin pude terminar mi propia ambientación de rol donde nos metemos en la piel de hadas madrinas con Fate Acelerado. En este mundo de fantasía, las hadas a través de la Sucursal de los Finales Felices ayudan a diferentes héroes y heroínas a conseguir sus finales felices. En este artículo planteamos un par de semillas de partida donde la búsqueda tanto de alguien, como del mundo que les rodea es el foco de la historia. La primera de ellas fue la primera partida que narré de esta ambientación y de la que nació todo este mundo. La segunda es una partida escrita que espero narrar más pronto de tarde. Aquí las planteo como semillas, para que cada narradora cree la mejor historia posible para su grupo, además de aportar algunos datos del mundo para que puedan ser usadas en estas partidas (un lugar de La Sucursal, un lugar del mundo de las hadas y una criatura) . 

Si queréis conocer más sobre este mundo de hadas que he escrito os dejo una pequeña introducción que escribí para el blog: https://abiedapastel.wordpress.com/2021/04/22/la-sucursal-de-los-finales-felices-introduccion-i/

Espero que disfrutéis de este granito de mi ambientación, y también espero escribir más para el blog en el 2024 

Hacia donde vas Meribel – Donde una gran leyenda de las Hadas ha desaparecido

Tiempo atrás Meribel desapareció de la Sucursal de los Finales Felices en una misión en el Desierto de Moraki. Desde entonces, el Hada Madrina ha dejado de ser la misma. Un grupo de hadas ingenuas a la vez que intrépidas han decidido investigar lo que sucedió con el hada de los sueños cumplidos e ir en su búsqueda. ¿Qué respuestas encontrarán de su desaparición?, ¿conseguirán que vuelva a casa? Lo que no saben es que tal vez les toque enfrentarse a un conflicto mucho mayor que la desaparición de la segunda al mando. 

Recursos para la partida:

LUGAR: La Sucursal de los Finales Felices – Auxilio de los héroes: La sala principal de la sucursal, donde las hadas encuentran a las personas que serán héroes en el futuro o son avisadas cuando alguien a quien protegen está en inminente peligro.  Se encuentra en el centro de la misma y está compuesta por multitud de espejos mágicos que reflejan alguna situación que ocurra fuera de La Sucursal. Se dice que cuando nadie está trabajando una sombra se mueve por los espejos, asustando a las hadas más incautas. Además, en el centro de la sala hay una gran fuente de opacas aguas violetas que permiten que las hadas viajen hacia sitios inimaginables. Es en ella donde nuestras protagonistas inician una aventura fuera de La Sucursal y donde regresan tras una gran hazaña.

LUGAR: Gran desierto de Moraki: Es bien conocido que las hadas odian el calor y los sitios secos. Es por ello que este enorme lugar es totalmente desconocido para nuestras protagonistas. La única información que se tiene sobre este desierto es su clima terriblemente caluroso de día y helado de noche, que la habitan tribus nómadas que huyen del llamado Castillo de los Espejismos y que existen unos extraños cactus venenosos que causan un sueño eterno a quienes toquen sus espinas. 

CRIATURA: Plantas parlantes: Las plantas parlantes forman parte de multitud de bosques, aunque sólo te percatarás que están ahí si ellas así lo desean. Generalmente no son agresivas y solo buscan una buena conversación con intrépidos aventureros e incluso en ocasiones se proponen como informantes. Sin embargo, algunas se han vuelto peligrosas y con su voz buscan atraer a incautos para alimentarse de ellos. 

El cuento de la derrota – Donde una princesa protegida por la Sucursal ha desaparecido 

“Las hadas nunca se equivocan”. Es lo que siempre decían en los cuentos y mundos de fantasía. “La Sucursal de los Finales Felices buscará siempre que los héroes y heroínas sean felices y que los villanos sean derrotados. Le darán el valor y la fuerza a aquellas personas de corazón gentil y amable que busquen del mundo un lugar mejor.” Pero las hadas también pueden equivocarse…

Así ocurrió con la princesa Rayna. Junto con el príncipe Marcos lucharon contra la tiranía del cruel padre de la princesa hasta que consiguieron derrotarlo. Lo que las hadas nunca llegaron a captar fue la oscuridad en el corazón del príncipe que, tras la victoria y utilizando artes oscuras, maldijo a la princesa y la envió a un mundo desconocido. 

Ahora el mal se cierne sobre el reino. La Sucursal de los Finales Felices se siente derrotada y, con sus últimas esperanzas, han enviado a un grupo de hadas hacia el desconocido lugar donde la princesa Rayna se encuentra. La maldición dice que cuando la princesa vuelva a ser feliz, su reino volverá a brillar. 

Lo que las hadas no saben es que allá donde van nadie cree en ellas.

Recursos para la partida:

LUGAR: La Sucursal de los Finales Felices -Gran Biblioteca: La gran biblioteca de La Sucursal de los Finales Felices es uno de los lugares donde más información se puede encontrar. Solo es equiparable con la biblioteca de la metrópolis de Piriku. Está compuesta por enormes estanterías de madera, todas ellas repletas de incontables obras, todas ellas a disposición de las hadas. Las historias de todos los héroes que fueron ayudados, libros de magia o bestiarios de criaturas son algunos de los contenidos que podemos encontrar en esta biblioteca. Lo que nunca se podrá hallar son libros que hablen de la realidad de las brujas. Todo contenido sobre estas criaturas que pueda encontrarse es falso o se está incompleto.

LUGAR: El mundo tras el espejo de acero: El mundo a través del espejo fue un lugar descubierto por uno de los magos de Ciudad Piruka mucho tiempo atrás. Se dice que es el lugar más peligroso al que una puede acudir un hada ya que no existe la magia y nadie cree en ellas. La única información que se tiene de este lugar son altas construcciones de color gris que se pierden en un cielo también de color gris.

CRIATURAS: Sombras de la civilización: Se dice que a través del espejo de acero se llega a un mundo donde la magia ya no existe y nadie cree en ella. En ese lugar de altos edificios y grandes muchedumbres la desolación y la desigualdad es el pan de cada día. Las sombras de la civilización son criaturas que están presentes en todo momento. Se alimentan de los peores sentimientos de los humanos y les tientan a hacer actos malignos para crecer. Estas criaturas sólo pueden ser vistas por seres mágicos (como las hadas) o humanos afines a la magia y el único modo de acabar con ellas es a través de las buenas acciones.

Lidiando con mi impostor en los Juegos de Rol

Lidiando con mi impostor en los Juegos de Rol

Cualquiera que me conozca sabe que soy una persona que tiendo a caer en el llamado Síndrome del Impostor. Aunque, en primer lugar, ¿qué es eso del Síndrome del impostor? Es ese estado psicológico en el cual la persona que lo sufre es incapaz de sentirse a la altura; se siente menos (inteligente, productivo, creativo, bueno, etc.) y teme a ser vista como un fraude

Para mi es bastante común sentirlo tanto en el trabajo, en mis relaciones personales y… en los juegos de rol, que es donde vamos a enfocar este artículo. Y es que, estos últimos meses he conseguido lidiar bastante bien con esta sensación, encontrándome mucho mejor conmigo misma. Es por ello que a continuación os comentaré alguna de esas pequeñas cosas que me ayudan a dejar de lado al impostor cuando me siento en una mesa de juego. 

Como siempre, pero haciendo aún más énfasis en este tipo de artículos, recordad que lo que cuento por aquí está basado en mis experiencias. No todo lo que a mi me funcione tiene que ayudar a los demás. Aún así, espero que os pueda servir de ayuda. 

BUSCA ESA (O ESAS MESAS) QUE SEAN CONFORTABLES PARA TI

Una mesa cómoda me parece uno de los puntos primordiales para ayudar a dar de lado al impostor. El grupo no tiene que ser tus mejores amigos de toda la vida (a veces los mejores amigos de toda la vida son geniales para tomarnos unas copas, pero tal vez no para jugar una partida de rol), si no gente con la que te sientas segura para poder comentar las inquietudes que hubiera y que te hacen sentir que formas parte de esa partida y que tus aportaciones no molestan.

Recuerda que las personas o mesas que para mí son confortables no significa que sean cómodas para el resto de personas. 

CONVERSACIONES PRE Y POST PARTIDA

Aquí no me refiero solo a dinámicas como Estrellas y deseos, para dar y recibir feedback o a hablar de la partida (que también puede ser). Si no al hecho de conversar de cualquier tema o simplemente preguntar qué tal fue la semana. Hablar de nosotros mismos ayuda mucho a sentir que estamos en esa partida no solo porque les gusta tu forma de rolear (que también), si no también porque les agradas como persona. El ver esa implicación, personalmente me ayuda a sentir que estoy en un entorno seguro donde puedo hablar con comodidad de cualquier cosa, incluido como me estoy sintiendo respecto a la partida.  

BROMEA Y HABLA CON TUS COMPAÑEROS. SÍ, TAMBIÉN DURANTE LA PARTIDA

No, no os digo que cortéis la narración de la partida para meter un chascarrillo (Por favor, no hagáis esto). Si no el ser capaz de reírte de ti mismo en el caso de que, por ejemplo, te confundas en una palabra que ibas a decir o no te salga la misma. O usar el chat de partida en algunos momentos para recalcar los momentos que te gustan de tus compañeros o comentar las escenas que van ocurriendo. Esto me ha ayudado mucho a conseguir un ambiente divertido y de confianza con la mesa, además del sentimiento de ver que el grupo se siente interesado con las escenas que se están jugando, aunque en ese momento no estén participando activamente en ellas. 

NO ERES LA ÚNICA PERSONA DE TU MESA QUE PUEDE SENTIR EL IMPOSTOR

Al igual que tú, tus compañeros de mesa también pueden sufrir el impostor de forma más o menos frecuente. En este punto simplemente diré un sé amable, apoya a las personas con las que juegas, ayúdales a sentirse lo más a gusto posible y disfruta de sus momentos durante la partida. Al igual que las buenas palabras y acciones de tu mesa te reconfortan a ti, las tuyas también pueden ayudar a quienes juegan contigo. Así que nunca está de más hablar con tu mesa, valorar lo que te gusta de tus compañeros y mostrar apoyo cuando lo necesiten. 

NO TE FUSTIGUES POR TENER UN DÍA MALO 

Hay días mejores y peores. Hay días que estamos más espesos o que simplemente las cosas no salen como nos gustaría. Nos puede pasar en cualquier ámbito. Sí, también en el rol. A veces es muy difícil no llevarse esos pensamientos y pueden generar una angustia aún mayor. Para mi este punto es el más difícil de aplicar, pero a lo largo de estos años he aprendido que no siempre tenemos que ser excepcionales en las cosas que hacemos o que nos gustan y que lo principal del rol es que toda la mesa se divierta. 

Relato de Tristana

Relato de Tristana

Hace unos meses comencé a jugar la campaña de la maldición de Stradh. Para mí está siendo una compaña importantísima y que me hace disfrutar un montón. Este relato de Tristana, mi personaje, fue lo primero que escribí tras un bloqueo lector. ¡Espero que os guste!

RETAZOS DE REALIDAD

Sangre. Nieblas. Sudor. Nieblas. Una persecución. Nieblas. Un abrazo cálido. Nieblas. Al final siempre que Tristana abría los ojos cada mañana las nieblas eran lo único que quedaba dentro de su cabeza y la angustia de los recuerdos del pasado se convertía en un leve susurro en su corazón. 

Luego los días volvían a repetirse en el Paso Brumoso. Eso no significaba que fuera infeliz… Le gustaba el fulgor morado que se mecía en los candiles siguiendo los pasos de Lira y las lavandas que crecían en algunas esquinas debido a él. Le gustaba el olor a especias que desprendía la cocina o que numerosas personas desconocidas le dieran las gracias con una sonrisa aunque no la conocieran de nada. Y, sin embargo, incluso tras pasar un año allí, ¿por qué sentía que aquello no era su realidad ni ella misma? Tal vez por lo cómoda que se sentía cada vez que tenía que cortar el cuello de alguna gallina o porque aunque los clientes le dieran las gracias con una sonrisa en los labios, observaba sus conversaciones buscando cualquier indicio de… ¿traición?, preguntándose si tendría que matarlos y cuál sería el mejor modo para hacerlo. 

¿Quién era yo? Era la pregunta que se hacía Tristana delante de un espejo todas las mañanas mientras permitía que las estaciones avanzaran. Era tal la dualidad entre querer saber su verdad o continuar viviendo bajo la sombra del Paso Brumoso que nunca tomaba una decisión, dejándose arrastrar por el viento de los acontecimientos al igual que todas esas muñecas que se dejaban llevar por la mano del infante que jugaba con ellas. 

Tristana dibujada por @xadanny94 (Twitter)